Ser emprendedor no tiene que ser siempre sinónimo de riesgo. Planificar hasta el último detalle y hacer un estudio de mercado para conocer tu situación es algo que puede ayudarte a minimizar el riesgo y a ir un poco sobre seguro.
Para actuar con seguridad, es necesario que tengas claro que un negocio necesita de inversión al inicio para que este funcione. Por ello, es conveniente que tengas claro qué gastos tendrás que considerar al inicio de tu aventura como autónomo.
Los gastos mínimos derivados del inicio de una actividad
Seguro que eres consciente de que es necesario que tengas un mínimo colchón económico para poder resistir a flote durante los primeros meses de vida del negocio, dado que al principio los gastos pueden superar con creces a los ingresos, algo habitual en todas las empresas.
Cada empresa es un mundo, con lo que necesitará de unos mínimos para empezar a funcionar correctamente. Pese a estas diferencias, existen unos gastos mínimos que prácticamente todos los negocios tienen en común:
El primer gasto que todos los autónomos comparten es la cuota de la seguridad social. Si puedes acogerte a la tarifa plana durante los seis primeros meses como autónomo, tendrás una bonificación del 80%, bonificación que se va perdiendo a medida que pasan los meses, hasta llegar a la cuota máxima en el mes 30 desde el alta como autónomo. Si, por el contrario, no puedes acogerte a la tarifa plana, tendrás que tener en cuenta que todos los meses, como mínimo, tendrás que hacer frente a la totalidad de la cuota de la seguridad social, que actualmente se cifra en 264,44 euros mensuales.
Gastos en referencia a la fiscalidad. No son unos gastos propiamente dichos, pero se contemplan como tales con el fin de que se tengan en consideración. Esto hace referencia al IVA y al IRPF. Todos los meses, y en cada factura expedida, se te retendrá una parte de lo cobrado, en concepto de IRPF, tanto a ti como a tus trabajadores si tienes alguno en nómina. Además, en cada factura recaudarás un porcentaje adicional de dinero en concepto de IVA. Tanto uno como otro se tendrán que liquidar de forma trimestral según los modelos correspondientes.
Local o despacho. Se puede dar el caso de que un autónomo trabaje en casa, pero lo cierto es que la gran mayoría realizan sus actividades profesionales en locales o despachos, con el fin de poder recibir la visita de clientes. En estos casos, se debe tener en cuenta el gasto de la compra o alquiler del local a la hora de hacer la previsión de los gastos que tendrás como autónomo. Además, a esto tienes que sumarle las posibles reformas que puedan surgir para acoplar el local a tu negocio y toda la inversión en mobiliario que tendrás que realizar.
Inversión en material, inmovilizado o herramientas que sean necesarias para el desarrollo de la actividad. Aquí los gastos difieren mucho dependiendo del tipo de negocio que tengas. En el caso de actividades de oficina, los ordenadores, impresoras, conexión a internet, mesas, sillas… son gastos que hay que tener en cuenta.
Gastos en el entorno digital. Este gasto es más reciente y, si bien es cierto que no todos los autónomos incurren en él, su importancia y su presencia es cada vez mayor. Dentro de esta partida puedes contemplar el gasto de creación y mantenimiento de una página web y el de un profesional de marketing online para que te gestione tu presencia online.
Estos son algunos de los gastos que, como autónomo, puedes tener al inicio de la actividad, aunque, como decimos, esta lista la forman los gastos mínimos comunes a todos los negocios.