El contrato freelance frente al contrato mercantil

Por: Equipo BeeDIGITAL

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En el mundo laboral actual el número de trabajadores que decide emprender una aventura por su cuenta va en aumento. Son los valientes autónomos. Pero a la hora de firmar contratos para prestar servicios a otras empresas, hay una delgada línea entre el contrato freelance y el contrato mercantil. Si bien ambos tienen muchas cosas en común (los dos requieren estar dados de alta en el régimen de autónomos, por ejemplo), existen sutiles diferencias entre ellos.

Es el autónomo quien paga las cuotas de la Seguridad Social en ambos tipos de contrato. Para la empresa contratante esta es una de las ventajas, ya que es un gasto que se ahorran. Es algo de lo que el trabajador autónomo no va a poder escapar, ya firme uno u otro tipo de contrato. Cuando se dice que alguien trabaja como freelance, habitualmente se confunde a los trabajadores de estos dos regímenes.

En realidad, podríamos decir que ambos contratos son casi como hermanos. Comparten más de la mitad de los genes y las diferencias entre ellos son mínimas. De hecho, casi todo el mundo incluye a los trabajadores autónomos en este tipo de contratos, ya sean freelance o no.

Prestar servicios a un tercero es una de las salidas laborales que muchos adoptan, bien por la falta de un puesto de trabajo, bien por la necesidad de aumentar los ingresos. Pero hay que conocer a fondo qué tipo de contrato es más conveniente para asegurarse unos ingresos. Por eso, ser consciente de las pequeñas diferencias existentes entre el contrato mercantil y el contrato freelance puede ayudar a tomar la decisión apropiada.

Pequeñas diferencias, pequeños matices

Una de las principales diferencias que existen entre ambos tipos de relación laboral es que el contrato freelance se utiliza más habitualmente para trabajos determinados y concretos. Por su parte, el contrato mercantil es empleado sobre todo en labores comerciales para trabajadores autónomos que ganen un porcentaje de lo que vendan.

Tal vez la diferencia principal esté en la garantía de percibir unos ingresos. El contrato freelance fija una cuantía determinada desde el principio. El trabajador freelance sabe de antemano lo que va a ganar con su trabajo; no depende de variables como le sucede al trabajador con contrato mercantil, en el que los ingresos si fijan en función de la productividad, es decir, se aplica la regla de “cuanto más vendes, más ganas”.

Otro de los factores que los diferencia es el tiempo de contrato, habitualmente más concreto en el freelance, que sabe que su relación laboral con la empresa contratante finaliza en un plazo determinado. Si bien esta es una característica que también tiene el contrato mercantil, en el caso del freelance este tiempo es menor. El contrato freelance suele cubrir circunstancias puntuales de aumento de producción o labores concretas en un período más corto de tiempo.

Se puede decir también que hay ciertas profesiones más proclives al contrato freelance y otras que trabajan con mayor frecuencia con el contrato mercantil. Entre los freelance podríamos citar a escritores, articulistas, blogueros, informáticos, diseñadores, algunas ramas de la medicina, dietistas, mecánicos, etc., mientras que el contrato mercantil se ha enfocado más a vendedores, repartidores, comerciales o asesores financieros.

Como se puede observar, las diferencias entre el contrato freelance y el contrato mercantil son mínimas, tanto que a veces uno y otro se confunden. Pero sea cual sea el tipo de contrato que se firme, se ha de tener claro que es obligatorio estar dado de alta como autónomo, y eso ya genera unos gastos. En todo caso, hay que estar muy atento y saber en todo momento lo que se firma. Trabajar por cuenta propia es arriesgado, pero un conocimiento apropiado del terreno allana el camino.