La contratación de un nuevo empleado siempre es un paso importe que hay que estudiar con profundidad, porque puede determinar el futuro de la empresa. Más allá del horario, la duración de la jornada, el cargo y el salario que va a percibir el empleado, hay una serie de cláusulas que pueden establecerse en el contrato y que se acuerdan con diversos fines, como establecer límites a determinadas conductas, especificar normas de uso de medios o materiales o proteger a la empresa en caso de la marcha precipitada de un trabajador. Algunas de las cláusulas más comunes a la hora de elaborar un contrato laboral son las siguientes:

Cláusula de permanencia/ rescisión de contrato

Este tipo de pacto suele darse cuando se firman contratos con un perfil muy alto de especialización o cuando se contratan empleados para poner en marcha algún proyecto determinado. En estos casos, puede pactarse un tiempo de permanencia mínimo en la empresa. Si el empleado abandona antes, deberá pagar una indemnización de daños y perjuicios. Estas cláusulas no podrán tener duración superior a dos años y se firman con el fin de proteger a una empresa que hace una gran inversión en un directivo o manager de un proyecto.

Cláusula de horas extraordinarias

Las horas extraordinarias están reguladas en el Estatuto de Trabajadores y en el convenio colectivo, si se dispusiese de este, pero en todo caso puede llegarse a un acuerdo entre empresa y trabajador sobre su retribución que quede reflejado en el contrato individual de trabajo.

Cláusula de polivalencia funcional

En este pacto se especifican las condiciones en el caso de que el empleado debe realizar funciones que corresponderían a distintas categorías profesionales.

Cláusula de dedicación exclusiva

Si queremos que un trabajador trabaje en exclusividad para nuestra empresa, no prestando servicios para ninguna otra en su tiempo extra-laboral, debemos incluirlo en el contrato y pactar con el empleado una compensación económica para ello. Deben fijarse los límites (temporales o sobre las funciones que puede o no desarrollar) y tener en cuenta que el empleado puede rescindir este acuerdo, preavisando con un plazo de 30 días, un caso en el que perdería la compensación acordada en la cláusula.

Cláusula de retribución variable

Debe firmarse este pacto en el caso de que la empresa ofrezca, además del salario base, una retribución variable por objetivos. Debe reflejarse el pacto por escrito, con la duración, la cantidad a percibir y las condiciones a cumplir para que esta se ejecute.

Cláusula de confidencialidad

La cláusula de confidencialidad es una de las más utilizadas. Hoy en día, rara es la empresa que no la incorpora a todos sus contratos, sin importar la categoría o el puesto que vaya a desempeñar el empleado. Para que tenga legalidad, esta cláusula debe aparecer en el contrato, aunque se puede añadir a posteriori en algunos casos como, por ejemplo, un ascenso interno. La cláusula de confidencialidad tiene como fin evitar la revelación de información sensible (como clientes, softwares usados, acuerdos internos, procedimientos…), no sólo mientras el trabajador conserve su puesto en el negocio, sino también después de ello. El período de tiempo de vigencia de la cláusula debe estar fijado, así como también debe fijarse una cantidad de compensación al trabajador, al contrario de lo que se piensa. La legislación exige que se especifique pormenorizadamente qué datos no pueden ser revelados.