Los contratos mercantiles, a diferencia de los contratos laborales, regulan relaciones comerciales entre dos o más partes, es decir, en ellos se reflejan una serie de acuerdos pactados para que la actividad comercial pueda llevarse a cabo. Las relaciones que tengan carácter comercial según el código vigente deben utilizar siempre este tipo de contrato. Las franquicias, definidas como un sistema destinado a comercializar productos, servicios y tecnologías que utiliza para ello una colaboración estrecha y continua entre empresas independientes, necesitan utilizar un
contrato de tipo mercantil.
El
contrato mercantil de la franquicia se convierte, por la particular normativa de este tipo de negocio, en el único documento necesario para poder iniciar la actividad entre las partes. De hecho, estas actividades en las que se explota la comercialización de una marca, producto o servicio que pertenece a otro están exentas de trámites de constitución y solo exigen la condición de que las partes implicadas estén dadas de alta para poder ejercer actividades económicas y mercantiles. Es decir, si se pretende firmar un contrato mercantil de franquicia entre un franquiciador y una empresa ya activa, solo hay que firmarlo para que la
franquicia quede legalmente constituida. No se establece en normativa alguna ni el capital social de la franquicia, ni cómo deben ser sus órganos sociales.
Hay que considerar que la franquicia en sí misma no tiene personalidad jurídica y, por este motivo, requiere muchos menos trámites que otro tipo de entidades. Sin embargo, esta ventaja se traduce en que se deben revisar bien los términos del contrato para asegurarse de que todo lo que en él se incluye va a ser realmente favorable para tu negocio. El
contrato de la franquicia puede regular todos aquellos aspectos en los que la ley no establece normas concretas sobre este tipo de actividad. Así, por ejemplo, se puede hacer mención a las cuentas anuales del negocio, a la distribución de dividendos y a la responsabilidad de cada una de las partes que intervienen en el contrato mercantil específico.
La obligación del franquiciador
Pese a que no hay que realizar trámites específicos más allá del contrato mercantil de franquicia para iniciar una actividad de este tipo, existen actualmente algunas obligaciones que recaen sobre el franquiciador. Este se encargará de llevar al Registro Mercantil todos los datos relativos a su actividad así como de garantizar que posee los derechos de propiedad o intelectuales necesarios para poder establecer franquicias con sus productos o servicios.
La fiscalidad de una franquicia
La
fiscalidad de una franquicia no se recoge en el contrato mercantil porque ya está establecida en las leyes fiscales generales. En todo caso, es importante conocerla si te planteas abrir un negocio con esta fórmula. En este caso concreto existen dos vías para cumplir con el pago de los impuestos.
- Si el franquiciado actúa como autónomo o persona física, el importe que abona por la franquicia se puede deducir del IRPF.
- Si el franquiciado actúa como entidad jurídica o empresa, las empresas abonan el Impuesto de Sociedades y es precisamente de este tributo del que pueden deducirse el importe relativo a la franquicia que abonan.
¿Conocías ya estas particularidades del funcionamiento de las franquicias? ¿Has firmado alguna vez un
contrato mercantil de franquicias?