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Diferentes estrategias de internacionalización de una empresa
Internet y el mundo globalizado actual han convertido la internacionalización de una empresa en un fenómeno asequible a negocios de cualquier tamaño.
Si bien hace unos años eran necesarias inversiones fuertes para salir al extranjero, hoy en día crecer mediante la internacionalización es practicable para muchos tipos de negocios. Han aparecido facilidades de muchos tipos: desde la posibilidad del ecommerce y la promoción en redes sociales, hasta los directorios internacionales de empresas como Europages, que permiten darse a conocer ante clientes B2B o socios comerciales en países extranjeros de forma sencilla.
Por eso, en este post repasamos cuatro de las principales estrategias de internacionalización de una empresa y analizamos para qué tipo de negocio podrían ser más recomendables.
Diferentes estrategias de internacionalización de una empresa
El proceso de internalización de empresas se mueve entre dos ejes principales que hay que compensar: lograr una integración global de la empresa (presencia en otros países) frente a la adaptación al mercado local.
Según la adherencia a ambos ejes, aparecen cuatro estrategias de internacionalización:
1. Estrategia global
La estrategia global sacrifica la adaptación al mercado local en favor de la integración global de la empresa.
Esto significa que los productos o servicios que van a ser ofrecidos en todos los países son estandarizados, sin adaptarse a los mercados locales. Su fabricación también va a ser estandarizada y, además, la toma de decisiones va a ser centralizada.
Se trata de una estrategia cuyo objetivo final es la reducción de costes a través de las economías de escala: la empresa busca vender más del mismo producto, por lo que sale a venderlo a países extranjeros mediante ramas subsidiarias.
La estrategia global es típica para las industrias donde la competencia en el precio es alta. También se implementa en modelos de negocio B2B, con productos que no están directamente relacionados con el consumidor final (por ejemplo, para la producción de partes de equipos tecnológicos).
Para llevarla a cabo con éxito, la empresa debe centrarse en obtener una ventaja competitiva. Además, será necesario asegurar que las directrices generales son implementadas de forma correcta en cada uno de los países.
2. Estrategia multidoméstica
Justo en el eje contrario a la estrategia global se encuentra la multidoméstica. En este caso, se sacrifica la integración global de una empresa a favor de la adaptación a cada uno de los mercados en los que se implanta.
Esta estrategia entiende que cada mercado es diferente: los consumidores requieren de productos y servicios adaptados a su estilo de vida, creencias y motivaciones, y la empresa debe ajustarse o fracasará.
Ocurre lo mismo con los modos de trabajo: la estrategia multidoméstica apuesta por diseñar diferentes procesos internos, dependiendo del país en el que se instala.
La estrategia multidoméstica busca actuar como una empresa local que conoce su mercado a la perfección. Para ello, es esencial que la dirección global de la empresa permita autonomía para actuar en cada una de las ramas nacionales.
Las empresas que optan por esta estrategia suelen pertenecer a industrias cuya competencia en el precio no es determinante, pero sí lo es la diferenciación en el producto.
3. Estrategia transnacional
La internacionalización de una empresa utilizando la estrategia transnacional busca un lugar intermedio entre la integración global y la adaptación al mercado local.
En este caso, se trata de empresas que detectan tanto una fuerte competencia en los precios como la necesidad de ofrecer productos o servicios adaptados al público de cada país.
Por lo tanto, la empresa va a tener que combinar una economía de escala con la flexibilidad necesaria para que cada rama del negocio en cada país pueda ajustarse a las sensibilidades locales, haciendo concesiones.
4. Estrategia internacional
Por último, la estrategia internacional se aplica a empresas que requieren una baja integración global y una baja atención a las distintas sensibilidades de los mercados en los que se integran.
Esta estrategia también se conoce como modelo de exportación, y supone que la mayoría del volumen de negocio de la empresa va a depender del mercado nacional, aunque también hace un esfuerzo por vender en mercados extranjeros. Por este motivo, es la más fácil de implementar y la más usada por las pymes que quieren empezar a vender más allá de las fronteras.
En resumen, embarcarse en una internacionalización de empresa requiere esfuerzo y dedicación, pero siempre podrás contratar a profesionales que te ayudarán con el diseño de la estrategia y, por supuesto, te darán consejos para aumentar las ventas en el extranjero.
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