La importancia de una estrategia empresarial se puede entender mediante la metáfora de un iceberg: conseguir beneficios y satisfacer a los clientes son la parte visible, mientras que la parte invisible y la que sostiene estos logros es la estrategia de empresa.
Pensar estratégicamente en un negocio permite tomar decisiones que van más allá del momento inmediato. Así, aporta un enfoque claro y la capacidad de alinearse con objetivos de crecimiento a largo plazo. Por ejemplo, contar con una estrategia empresarial robusta facilita la toma de decisiones sobre si poner en marcha una estrategia de internacionalización o si no es ese un paso adecuado para el negocio.
En vistas a su importancia crucial, analizamos las características de la estrategia empresarial correcta y hacemos un resumen sobre cómo ponerla en marcha.
Qué es una estrategia empresarial
La estrategia empresarial abarca las tácticas e itinerarios orientadas a crear valor para una organización y lograr una ventaja competitiva.
En este sentido, se trata de un plan maestro que funciona a modo de hoja de ruta para el desarrollo de un negocio y la consecución de sus objetivos. Un esfuerzo en el que la creación de valor debe estar en el centro: valor para los clientes, los empleados y toda la cadena de suministro.
¿Por qué es importante una estrategia empresarial?
Una estrategia empresarial adecuada actúa como los cimientos sobre los que construir el éxito de un negocio. Gracias a la estrategia de empresa, las organizaciones tienen claros sus objetivos.
A su vez, es clave para establecer algunos factores prácticos, como el precio de los productos, el tipo de proveedores con que se va a trabajar, las formas de aprovisionamiento o las políticas de reclutamiento de personal.
La estrategia empresarial también es clave porque fomenta la creación de planes de acción y metodologías para alcanzar objetivos; a la par que otorga una estructura comprensible para los negocios.
Tipos o niveles de estrategia empresarial
Estrategia empresarial corporativa
Se centra en decisiones y acciones que afectan a toda la organización y que colocan sus perspectivas en el largo plazo. Se recogen aquí los conocidos misión, visión y valores de un negocio, pero también ayuda a resolver cuestiones como a qué mercados dirigirse, si abordar la diversificación de productos o si acometer una expansión internacional.
Estrategia empresarial de negocio
En este caso, este tipo de estrategia se orienta a determinar cómo la organización va a comercializarse dentro del mercado al que se orienta, en vistas a lograr una posición competitiva. A este nivel, la estrategia se fija en aspectos como el marketing, estrategias de diferenciación, segmentación de mercado, innovación en productos…
Estrategia empresarial funcional
En este punto, la estrategia se enfoca a la toma de decisiones y acciones respecto al esquema general o departamentos dentro de la empresa. Dentro de la jerarquía, la estrategia funcional busca descender de los objetivos generales al funcionamiento de cada área de la empresa, todo con un objetivo: optimizar la eficiencia de cada sector para apoyar los objetivos generales.
Cómo hacer una estrategia empresarial paso a paso
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- Establecer objetivos claros y medibles. Las metas de la empresa deben quedar explícitas y ser medibles a través de KPIs, de modo que pueda rastrearse su evolución.
- Trasladar la estrategia a los roles y responsabilidades de cada implicado. Las expectativas deben ser comunicadas de forma clara a cada empleado, de modo que se sepa cómo cada rol contribuye al éxito general. Se trata así de generar un ambiente general de compromiso y responsabilidad de cada elemento de la organización para con los objetivos generales.
- Asignar recursos y tareas de forma eficiente. En gran medida, es aquí donde se decide el éxito o el fracaso de la estrategia. No en vano, el 61% de los empresarios consultados en un informe de The Economist aseguraban que a menudo les cuesta salvar la brecha entre la formulación de estrategias y su implementación en el día a día. En este sentido, más allá de estructuras y estrategias, es a través de la asignación de recursos y tareas donde se determina en gran medida cómo los planes se vuelven realidad.
- Seguimiento del progreso y ajustes. Los avances para conseguir los objetivos deben quedar supervisados de forma continua y estructurada. Así, en caso de detectar desviaciones respecto al plan inicial, es posible corregirlas a tiempo.
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